Se quemaron 40.000 hectáreas diarias en estos últimos dos días, es una cifra muy alta," dijo Pablo Vásquez, especialista en Modelos del área de Gestión Ambiental de INTA.

Según el último informe del INTA Anguil, llevan hasta el momento 680.000 hectáreas incendiadas. "El 80% de lo quemado es la zona donde habíamos pronosticado en el informe ocho meses atrás. Se terminaron de quemar las zonas de los departamentos de Utracán (36.000 hectáreas), Lihuel Calel (10.000), Caleu Caleu (19.000) y Loventue (8700)", comunicó Vázquez.

Productores de La Pampa se reunieron ayer para tratar de coordinarlas cuestiones relativas a los más de 1000 pequeños focos que no dejan de ensañarse con los campos pampeanos.

Si bien la causa principal de los incendios son los rayos de las tormentas eléctricas del verano, muchos focos son ocasionados por productores que, en búsqueda de bajar la densidad de la vegetación en sus campos y lograr mayor sustentabilidad en el futuro, prenden focos dispersos en distintos lotes. También otros productores "irresponsables" hacen pequeños fuegos para contrarrestar los posibles focos cercanos y así proteger sus propiedades.

Para hacer una quema prescripta se debe pedir autorización a la Dirección de Recursos Naturales del Ministerio de la Producción quien una vez autorizada, delega en Defensa Civil el control de los campos.

"Hay una gran cantidad de productores, con el fin de salvar su propio campo, prenden fuegos para hacer contrafuegos, sin la debida autorización de Defensa Civil y el daño que provocan es inmenso", dijo Mauricio Bagliani, productor pampeano y coordinador de la Mesa Agroindustrial de Fundación Pensar. Para Bagliani la falta de coordinación fue uno de los factores más importantes."No existe un comité de crisis, la falta de autoridad es casi total".

Según Edgardo Adema del INTA Anguil, la situación para febrero se presenta muy compleja. "En clima muy seco, con un régimen hídrico muy por debajo de lo normal. Con muy pocas lluvias por delante, la masa combustible vegetal es densa porque el otoño y primavera fue lluvioso y la oferta de forraje superó la de los animales", sostuvo Adema.

En declaraciones a LA NACION, Adema afirmó: "Falló la organización, no existe protocolo en el ataque del fuego: sin intencionalidad faltó coordinación y comunicación para manejar este momento crítico. Esto podría haberse abordado mucho antes: con los antecedentes del año pasado se podría haber organizado mejor".

En este sentido, Bagliani remarcó que el tema de las picadas en pésimo estado (las zanjas que cortan el fuego) no es menor. "La desidia y la negligencia viene de hace años, pero ahora no es tiempo de mirar hacia atrás, todavía nos queda un mes por delante de fuegos y en eso debemos poner la energía" concluyó.