La agricultura argentina se ha venido transformando radicalmente en los últimos años, en muchos sentidos que vale la pena repasar, incluyendo los problemas en los lotes, el contexto del negocio y las respuestas tecnológicas a los nuevos desafíos. Veamos.

Para dar ejemplos precisos, se puede mencionar -en lo agronómico- las malezas resistentes a herbicidas, que obligaron a un cambio fuerte en la forma de gestionar los cultivos.
En lo económico-político, el nuevo marco que llegó con el actual Gobierno, que transformó el  mix de cultivos que ocupan el territorio.

Y, en lo tecnológico, la potente apuesta que hacen las empresas proveedoras de insumos por soluciones que constituyen verdaderos cambios de paradigma en las formas tradicionales de manejo agrícola.

Sobre los dos primeros temas -los problemas agronómicos y los cambios económico/políticos- se ha escrito mucho. Pero bastante menos sobre el tercer punto clave: los nuevos paradigmas tecnológicos.

Por eso, vale la pena escuchar a los expertos, como el ingeniero agrónomo Antonio Cavaglia, gerente de Marketing de Red Surcos, la principal compañía de agroquímicos de capital nacional, protagonista de las transformaciones que sacuden los cimientos de la agricultura local.

“En el actual escenario de la agricultura argentina, cada vez aparecen más malezas resistentes a herbicidas, pero no surgen al mismo tiempo tecnologías nuevas para resolver esos problemas”, explica el especialista.

Y agrega: “Entonces, se usan los productos existentes a dosis cada vez mayores, se hacen cada vez más mezclas de productos y, en definitiva, se van profundizando cada vez más los problemas”.
Los números que reflejan esta dinámica son contundentes: hoy los productores gastan en promedio 70 dólares por hectárea para combatir esta problemática. Preocupante, ¿no?
Ante la ausencia de nuevos principios activos químicos que solucionen   de un plumazo el problema de las malezas (como lo hizo el glifosato a partir de 1996 cuando se aprobó la soja resistente a ese herbicida en la Argentina), las empresas están abocadas a mejorar las drogas con formulaciones renovadas.

Y los que marcaron el cambio más revolucionario en este sentido son los de Red Surcos, con una tecnología que les permite multiplicar exponencialmente la cantidad de partículas de principio activo contenido en las formulaciones de los agroquímicos.

De esa manera, los productos así formulados logran ocupar una mayor superficie de contacto con la planta y, como consecuencia de ello, mejoran notablemente la distribución y cobertura del activo en ella.

“Esto lo podemos hacer porque trabajamos con nanotecnología, lo que nos permite elaborar productos constituidos por partículas muchísimo más pequeñas que las habituales”, explica Cavaglia.

Estas características están incluidas en los productos que denominan Elite, que constituyen un verdadero cambio de paradigma, que paulatinamente van incorporando los productores, acostumbrados a utilizar dosis de principio activo mucho más altas en comparación con las que requieren estas nuevas formulaciones.

“La tecnología Elite mejora enormemente la eficiencia de viejos productos, como el 2.4d, que ahora vuelve reformulado por la necesidad que plantean los desafíos productivos actuales”, puntualiza el ingeniero.

A veces, para muestra basta un botón, como dice el refrán. Y el caso del 2.4d es muy claro.
Una gota de 200 micrones (el tamaño medio que tiene al hacer una aplicación con un caldo de 2.4d tradicional del tipo Ester), contiene 36.000 partículas del ingrediente activo.

Esa misma gota de 200 micrones de un caldo con la formulación del 2.4d con nanotecnología tiene 36.000 veces partículas. Es decir,    tiene 1.280.000.000 (1.280 millones) de partículas.

“Así, claramente el producto se distribuye mejor en la hoja y se mueve mejor en la planta”, resume Cavaglia. Y aquí es donde radica el eje del cambio de paradigma que esta nueva tecnología plantea: en la menor cantidad de principio activo a ser utilizado. En el 2.4d con esta formulación, se debe usar la mitad por hectárea que en los tradicionales.

Algunos desprevenidos pueden pensar que usando menos tendrán un control más deficiente. Pero eso puede suceder solo si desconocen las características de la tecnología. Por eso es tan importante informarse, para poder aprovechar los avances que la ciencia ya pone a disposición para las aplicaciones agrícolas.

En concreto, en cada litro de un 2.4d estándar hay un 60% de principio activo, mientras que en un litro del 2.4d Dédalo Elite, de Red Surcos, formulado con nanotecnología, hay un 30% de principio activo. Pero como ese principio activo es radicalmente distinto, con una concentración de partículas muchísimo mayor, su eficiencia es la misma.

“Es decir, se usa la mitad de principio activo para lograr el mismo resultado. Es una enorme ventaja, además, que permite reducir fuertemente la volatilidad de la aplicación y el impacto ambiental”, se enorgullece el experto. El hecho de reducir la volatilidad también ayuda a multiplicar la eficiencia, que crece, además, porque en estas formulaciones el principio activo está protegido por gran cantidad de coadyuvantes y aceites de origen vegetal.

Los cambios conceptuales son importantes y se van acumulando. Por eso, deben ser digeridos por los productores, acostumbrados a un manejo que está cambiando, al compás de la evolución de la tecnología.

La mitad de principio activo por hectárea, menos volatilidad, más eficiencia, más cuidado del medio ambiente… todos ganan… solo hay que ir entendiéndolo. Los cambios son difíciles, pero muchas veces abren nuevas y entusiasmantes perspectivas.

En ese camino de entender, el primer paso es conocer. Y otro aspecto que hay que conocer de estas nuevas formulaciones tiene que ver con las ventajas que tienen cuando un producto es mezclado con otros en el tanque de una pulverizadora.

Esta situación se da cada vez más frecuentemente en las aplicaciones agrícolas, dada la multiplicidad de problemas que deben enfrentarse cada vez que la máquina entra a los lotes.
En ese escenario, es central que los productos sean compatibles. “Y estos son más compatibles porque el principio activo está muy recubierto por los aceites, con lo cual no entra en contacto directo con los otros activos, que es lo que suele provocar que se corten”, explica Cavaglia.

Así, además, el productor tiene la libertad de hacer la mezcla de productos que quiera, para aprovechar la pulverización, porque sabe que no se cortarán.
El 2.4d habitualmente se mezcla con glifosato para combatir uno de los mayores problemas de malezas que tienen hoy los productores, la rama negra, pero el tipo Ester suele cortarse, cosa que no sucede nunca con las formulaciones de Red Surcos, como el Dédalo Elite.

En definitiva, son muchas las ventajas que hoy aportan las nuevas tecnologías. El desafío mayor quizás sea conocerlas. Entender que son diferentes a las anteriores. Que se usan de otra manera. Y que, por sobre todo, son mejores, para el productor, para su rentabilidad, para el medio ambiente, para su sustentabilidad y, en definitiva, para toda la sociedad. Por Antonio Cavaglia Fuente: Red Surcos