La cabaña Angus El Volcán, en Balcarce, tiene el ciento por ciento de sus animales genotipados, es decir que conoce su ADN. De esta forma consigue mejorar sustancialmente su rodeo acelerando la selección de reproductores, con el consecuente ahorro en tiempo y dinero. "El uso de la selección genómica potencia la selección por DEP (la diferencia esperada entre progenies), mejora la objetividad e incorpora nuevos criterios hasta ahora no contemplados en las pruebas nacionales, como docilidad, eficiencia de conversión, capacidad de ingesta, o facilidad de parto", explica el veterinario Pablo Veiga, responsable de la cabaña.

Emplazada en un inigualable paisaje serrano, en lo que comenzó con la compra de un campo a la familia Leloir que perteneció a Federico Leloir, ganador del Premio Nobel de Química, la cabaña El Volcán, de Federico Boglione, surgió con la importación de cuatro vacas y dos vaquillonas desde Montana, Estados Unidos, una zona con clima invernal donde se crían animales en condiciones de pastoreo similares a las de la Argentina.

Es la experiencia y genética empresaria, de raigambre industrial combinada con la de productor lechero que combina Boglione lo que le da una fuerte impronta a El Volcán. Así como en los tambos la medición y el registro de los datos se hacen a diario, esa cultura se trasvasó a la producción ganadera a través de la búsqueda de una mejora continua. Por eso la incorporación de genética de los Estados Unidos, que les permitió contar de entrada con el respaldo de estadísticas y registros.

El equipo de la cabaña: Pablo Veiga, veterinario, Carlos Curone, cabañero, y Guillermo Veneranda, director técnico de la cabaña
El equipo de la cabaña: Pablo Veiga, veterinario, Carlos Curone, cabañero, y Guillermo Veneranda, director técnico de la cabaña. Foto: Marcelo Policardo

Con la dirección técnica de Guillermo Veneranda, desde los inicios buscaron criterios de selección objetivos basados en las mediciones (performance productiva). Por esa razón, ya incorporaron más de 1500 embriones provenientes de Montana, donde son pioneros en la selección por performance productiva. En este mismo sentido se incorporaron al programa de Evaluación de Reproductores Angus (ERA) desarrollado por el INTA Castelar en conjunto con la Asociación Argentina de Angus, para utilizar los DEP generados por el programa para la selección de reproductores.

Desde hace cinco años, incursionaron en el estudio de la genómica para mejorar su programa de selección y potenciar los DEP del programa ERA. Comenzaron muestreando vacas donantes, vientres destacados y toros padres. "Luego continuamos con terneros y terneras al destete para seleccionar como reproductores aquellos destacados en las características que nos interesan. Para cada parámetro productivo se establece un ranking interno, basado en las exigencias propias de la cabaña calificándolos en muy bueno, bueno, malo y regular", explica Veiga. Esta técnica, según el veterinario, es complementaria de la anterior: "Se trata de herramientas complementarias. Sin los DEP no se podrían constatar las diferencias genotípicas de los diferentes individuos. Pero, a medida que la base de datos genómica incorpore más animales, mejorará la precisión de los parámetros evaluados", explica.

Un DEP indica cómo será el comportamiento general de las crías del toro elegido en comparación con las de los otros toros para cada una de las características de producción analizadas (peso al nacer, al destete, área de ojo de bife, etc.). Este indicador predice el mérito genético de un toro sobre la base de su propia performance y sobre la información que surge de sus progenies y parientes. Entonces, mientras que para la selección por DEP se requiere contar con la producción propia del individuo -para lo cual hay que esperar que el animal sea adulto- y con la producción de sus hijos, a través del uso de la selección genómica, la información de los DEP se ve enriquecida, permitiendo identificar los animales más destacados dentro del rodeo a edad temprana. "El ahorro en tiempo y la precisión que se logra a través de la genómica son sustanciales", dice Veiga. En El Volcán comenzaron con las pruebas hace cinco años y ya cuentan con más de 500 animales muestreados.

Herramienta

La selección genómica consiste en utilizar la información disponible del ADN del animal como un dato adicional para predecir sus valores genéticos y tomar decisiones de selección sobre la base de esos valores genéticos "mejorados". La gran ventaja es que la información sobre el ADN se puede obtener al nacimiento del animal, a partir de una muestra de sangre.

Esta herramienta permite saber en qué situación está la cabaña respecto de la raza y utilizar reproductores de acuerdo con la categoría que se va a entorar (vaquillona, vaca de primera parición, vaca adulta).

De esta forma, se descartan en manera temprana los animales productivamente inferiores que estaban preseleccionados para reproducción. A su vez, la técnica posibilita individualizar los servicios (tanto de vientres como de donantes), potenciando las características destacadas de la hembra a servir y tratando de mejorar las características que necesitan perfeccionar.

"La selección genómica comenzó a usarse en tambos en EE.UU. en 2009, por la propia estructura del negocio que cuenta con toros muy destacados que tienen muchas hijas a través de inseminación artificial", explica Pablo Corva, profesor asociado de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Mar del Plata y especialista en mejoramiento genético y genómica animal. Allí la técnica logró un gran impacto en el cambio genético de la población. En la actualidad cada análisis de laboratorio, que mide unos 50.000 marcadores genéticos, tiene un costo de entre 40 y 60 dólares.

Tanto por su costo como por la capacidad de análisis que requieren los resultados del laboratorio, como por las decisiones que implica luego en el manejo del rodeo, se trata de una tecnología que utilizan las cabañas y que difícilmente se extienda -por el momento- a los rodeos de cría generales. Este servicio puede realizarse hoy en la Argentina gracias al desarrollo de la plataforma Arbos1, un trabajo conjunto entre la Universidad de La Plata, la Facultad de Agronomía de la UBA y el Conicet, con el apoyo de asociaciones de criadores de nuestro país.

La sangre que se extrae de las poblaciones se envía a analizar a un laboratorio en los Estados Unidos, algo que tarda alrededor de un mes. Con los resultados, buscan mejorar en primera instancia los parámetros de peso al nacer y facilidad de parto, luego el de crecimiento (peso al destete y peso final) y luego la aptitud materna, la aptitud carnicera y la circunferencia escrotal. "Buscamos mejorar los rodeos de puro controlado y de pedigree", dice Veiga, y explica que la cabaña vende anualmente 100 toros puros controlados, 50 toros de pedigree y 200 hembras preñadas puro controlado.

Las ventas se realizan mayormente en forma directa, tanto a centros de inseminación como a otros criadores. La empresa realiza además, en otro establecimiento en Olavarría, engorde de novillos que se venden a los 18 - 24 meses a un peso de entre 450 a 480 kilos a frigorífico para exportación a la Unión Europea a través de la cuota Hilton, y un porcentaje menor para consumo interno. En total, son seis las personas que trabajan en la cabaña y diez quienes se ocupan, en Olavarría, del rodeo general y del puro controlado.

Calidad

Sobre la experiencia en el uso de la genómica en ganadería y de otras herramientas, Federico Boglione considera que el futuro del negocio puede cambiar cuando haya empresas certificadoras que avalen la calidad de los productos. "En ese momento, el productor va a invertir en genética sobre datos objetivos. Cuando el frigorífico te pague por calidad, con criterios estandarizados y objetivos, como por mayor área de ojo de bife o menor cantidad de grasa, los productores van a buscar genética", afirma y agrega: "Esto debería ser impulsado desde el Gobierno". En su caso, explica, se valió del aprendizaje de cada una de las experiencias que le dejó el proceso para ganar en eficiencia.