El índice dólar, que sigue su evolución en relación a otras divisas, como el yen o el euro, ha venido bajando. Y muy claramente.

A principios de esta semana, se redujo a un nivel que no se veía desde diciembre de 2014. Sí. ¡Desde diciembre de 2014!

Ahora bien, ¿es probable que siga recorriendo este sendero negativo?

Todo indicaría que, al menos, permanecería en el actual nivel. Es más, es factible que continúe la baja, aunque suavemente. Un dato que alienta tal estimación viene de la cotización del euro frente al dólar que no ha descendido visiblemente pese a los recientes datos macroeconómicos de EE.UU. moderadamente optimistas.

Estos datos refieren a una acentuada creación de empleo durante agosto y a cierta mejora en el crecimiento de este país.

No olvidemos que el año pasado, el aumento del P.B.I. apenas llegó a 1,6%, el menor ritmo desde el año 2011.

Aunque, según la estimación del Departamento de Comercio, recientemente divulgada, durante el segundo trimestre de este año, el incremento del P.B.I. se habría acentuado fuertemente. Este departamento estima una suba del 3% en ritmo anual.

La mejora de este coeficiente provendría del aumento del gasto de los consumidores que ha llegado a un 3,3%. El consumo estaría motorizando la suba.

Sin embargo, no deberíamos dejarnos llevar por estos datos, únicamente, ya que las expectativas generales sobre una fuerte mejora en la economía del país del norte no son demasiado positivas.

Trump es Trump y un zorro en el gallinero por más que intente frenar su ímpetu y voracidad, terminará devorando las gallinas. Porque es un zorro. Un líder así quita credibilidad a la moneda donde actúa.

Además, la tormenta Harvey ha pegado duro. No sólo golpea la población de este país, sino que también castiga al petróleo crudo.

Y como frutilla del postre, vale mencionar el discurso de la presidenta de la Reserva Federal, en la reunión anual de banqueros centrales de hace pocos días. Allí centró su “speech” en la estabilidad financiera, sin mencionar para nada la política monetaria.

Ello significa que es poco probable que aumente la tasa de interés. Y si no hay un próximo aumento de ésta, difícilmente, el dólar podrá recuperarse.

El mismo USDA, en sus recientes proyecciones hasta el año 2026, estima una suave depreciación del dólar hasta ese año.

Abajo, vemos el gráfico del USDA sobre el recorrido futuro del dólar frente a una canasta de monedas.

Así las cosas, el dólar en el mundo, por ahora, es un aliado de los precios de los granos.