Si el año pasado fue el de la recomposición de las relaciones con varios países, 2017 parece ser el de las integraciones comerciales. Así como ya están avanzadas las negociaciones para alcanzar un tratado de libre comercio (TLC) entre el Mercosur y la Unión Europea, a las que se suma la intención de llegar a un acuerdo de ese tipo con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), también están encaminadas las conversaciones para impulsar la integración con México. Incluso, éste podría convertirse en el primer pacto comercial de esas características de la era Macri.

La semana pasada se llevaron a cabo reuniones en el Palacio San Martín entre funcionarios mexicanos y argentinos, que discutieron cuestiones ligadas a los obstáculos al comercio, tarifas, medidas sanitarias, propiedad intelectual, inversiones y acceso a mercados de bienes y servicios.

En términos técnicos, lo que está en discusión no es un TLC, sino la ampliación del Acuerdo de Complementación Económica (ACE 6), pues por la reglamentación del Mercosur los países miembros no están autorizados a firmar TLC bilaterales. Sin embargo, según indicó a la nacion el subsecretario de Comercio Exterior mexicano, Juan Carlos Baker, el objetivo es que el ACE 6 sea "tan ambicioso como un TLC".

A fin de año debería estar cerrado, dicen. Por lo pronto, se prevé que la próxima ronda de negociación sea en dos o tres meses.

"México, la Argentina y Brasil son las economías más grandes de la región y no hay razón para que no tengamos un acuerdo comercial representativo", señaló Baker. El intercambio comercial entre ambos países hoy es mínimo -US$ 2300 millones- y superavitario para México, que tiene 12 TLC firmados con 46 países. La balanza con Estados Unidos supera los US$ 525.000 millones.

Tanto en la Cancillería como en el gobierno mexicano dicen que el diálogo, por ahora, es fluido, aunque todavía no se discutió la letra chica y específica del acuerdo.

De prosperar, las consecuencias se sentirían en las góndolas locales, con la llegada de productos mexicanos que, se supone, ingresarán sin aranceles. Lo mismo ocurriría en sentido inverso. Además, aseguran que impondría un marco reglamentario claro para las empresas con planes de inversión a largo plazo.

Desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca y expresó su intención de rever la relación comercial con su vecino del Sur, México desvió la atención hacia América latina. La ampliación del ACE 6 fue una orden del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, tras su visita oficial a Buenos Aires, el año pasado.

El factor Trump no fue determinante, pero sí relevante para el diálogo con la Argentina. "Impulsar el acuerdo ya estaba decidido, pero hubo factores que nos dieron más motivos para estar cerca", sostuvo Baker, con una sonrisa irónica.