En noviembre se puso en evidencia lo que se venía intuyendo en el sector de ganado bovino. El aumento de la faena, la caída de los precios del ganado en pie, el consumo interno sin signos de recuperación, pone en evidencia que, si no aumentan las exportaciones de manera significativa, se destruirá el precio del ganado en pie y retrocederemos en el incipiente crecimiento que el sector ganadero mostraba a través de los  índices de retención de vientres y del aumento en el peso del animal enviado a faena.

Por otra parte, siguen manteniendo la insostenible cartelización de las curtiembres y de los menudencieros que, a pesar de haberse beneficiado con la revalorización del dólar, no lo han trasladado a los precios pue pagan a la industria frigorífica, aumentando aún más las altas tasas de ganancias de los dos grupos oligopólicos del sector de ganados y carnes en detrimento del sostenimiento de la actividad en su conjunto.

Los precios de los subproductos ganaderos (cueros, menudencias, grasas y huesos) recibidos por los frigoríficos no aumentaron en los últimos meses, a pesar de que la mayor parte de esos subproductos se exporta y el dólar tuvo un significativo incremento.

De hecho, el actual "integrado por subproductos" (recupero bruto) obtenido por los frigoríficos es más bajo que un año atrás, cuando el tipo de cambio efectivo (valor del dólar y retenciones mediante) era menos de la mitad del actual.

Esto se explica en parte por el aumento de los costos locales de conversión medidos en dólares (en particular la energía). No obstante, la causa fundamental es la escasa capacidad de negociación individual que los frigoríficos tienen frente a una notable concentración económica y cartelización de los demandantes mayoristas de subproductos ganaderos: son cinco o seis curtiembres, dos o tres exportadoras de menudencias y  tres o cuatro "levantadores" de sebo y huesos.

La atomización exagerada de la oferta de subproductos (más de quinientos "locales de faena"), unida a la apuntada concentración de la demanda es un cóctel permanentemente ruinoso para la industria frigorífica y para la producción pecuaria.

En noviembre la faena de hacienda vacuna resultó 5,2% superior al promedio mensual de enero-noviembre de 2016 y 5,9% mayor al de noviembre del año pasado.

Es importante señalar que en el último mes el crecimiento de la faena total se explicó mayormente por el aumento de la faena de hembras. La faena de machos creció 1,9% con relación a noviembre de 2015, mientras que la de hembras creció 11,5%.

De esta forma, por primera vez desde febrero de 2015, la participación de las hembras en la faena total superó la barrera de 43% y se ubicó en 43,5%. Un dato (preliminar) que debe destacarse, pero que no es suficiente para extraer conclusiones mayores por el momento.

En el período enero-noviembre de 2016 la faena total llegó a 10,628 millones de cabezas y se ubicó 5,0% por debajo del nivel alcanzado en igual período del año pasado. En el acumulado del año la participación de las hembras en la faena total fue de 41,0%, lo que arrojó una baja de 0,6 puntos porcentuales en términos anuales.

En los primeros once meses de 2016 se produjeron 2,398 millones de tn r/c/h de carne vacuna, volumen que resultó 4,6% menor al registrado en igual período de 2015 y estuvo totalmente explicada por la disminución observada en la faena total (recordemos que el peso promedio declarado creció 0,5% anual).

A lo largo del corriente año, la caída de la capacidad adquisitiva de la población (por aceleración de la tasa de inflación y por caída del nivel de actividad general y del nivel de empleo) hizo que el consumo interno de carne vacuna experimentara una caída de 6,7% interanual. Esto hizo que el consumo interno representara 90,41% de la producción total (-2 puntos porcentuales en relación al mismo período de 2015).

En cambio, la liberación del mercado cambiario y la eliminación de los derechos de exportación y de las trabas administrativas a la exportación, permitieron que en los primeros once meses del año las exportaciones de carne vacuna crecieran 21,2% en términos interanuales, hasta totalizar 229,9 mil tn r/c/h. Su importancia en relación a la producción total subió de 7,55% a 9,59% del total entre los períodos analizados.

El consumo por habitante de carne vacuna se mantuvo en 55,2 kg anuales en los primeros once meses de 2016, lo que arrojó una caída de 7,5% interanual.

Por segundo mes consecutivo, en noviembre el precio promedio de la hacienda en pie registró una caída, de 2,8% mensual y, de esta manera, retornó al nivel promedio del bimestre junio-julio de 2016. El promedio mensual se ubicó en un nivel de $ 24,28 por kilo vivo. Y al comparar con noviembre de 2015, el ritmo de aumento disminuyó a 23,2%, constituyéndose en la variación interanual más baja de los últimos trece meses.

La disminución de precios entre octubre y noviembre del corriente año fue generalizada. Al combinar la baja del precio promedio con la depreciación del peso argentino, el precio promedio por kilo vivo medido en dólares tuvo una nueva caída de 3,5% mensual, llegando a 1,587 dólares por kilo vivo durante noviembre de 2016. En tanto, en términos interanuales, el ajuste del precio promedio de la hacienda llegó a -22,5.

Cuando se analiza el comportamiento de los precios de las principales carnes en el mostrador, surge que la carne vacuna no registró modificación durante noviembre pasado. En tanto, la carne aviar mostró una caída de 2,5% y la carne porcina una suba de 3,4%. En función de ello, el mes pasado la carne vacuna se abarató con relación a la porcina en 3,2% y se encareció 2,5% con respecto a la carne aviar.