Este repunte de precios se dio principalmente por un ajuste de la oferta mundial provocado por los bajos precios y por la reaparición de la demanda de China y de los países del sudeste asiático.

 

Este nuevo contexto permitió que los productores argentinos estén cobrando alrededor de 4,40$/litro. Este precio no los satisface plenamente -sobre todo a los más chicos- pero los aleja de la situación de fortísimo quebranto sufrida hasta hace poco.

 

Entre los analistas hay algunas dudas sobre la evolución futura del mercado internacional, a partir de la potencial apreciación del dólar, que podría afectar el precio de las materias primas.

 

Simultáneamente, "los precios del mercado interno se recuperaron por la caída de la oferta provocada por las catástrofes climáticas y por los bajos precios", observa José Quintana, director nacional de Planificación Estratégica de la subsecretaría de Lechería.

 

El funcionario considera que la firmeza del mercado interno continuará en el primer semestre de 2017 porque la evolución de la producción interanual continuará siendo negativa. "Las vacas que sufrieron inundaciones y falta de forraje en el otoño-invierno de este año deberían parir en febrero-marzo de 2017 pero se atrasarán, por lo que seguiremos flojos de producción en esa época", adelanta.

 

Producir con eficiencia

 

Mientras tanto, la suba del precio internacional no se refleja en un crecimiento de las exportaciones de leche en polvo. Según Quintana, dos factores explican ese comportamiento: no hay suficiente cantidad de producto para abastecer a dos mercados y no hay negocio: el mercado interno paga mejor (4,40 pesos por litro) que la podría pagar la exportación (4 pesos por litro), a partir de un valor de 29 centavos de dólar por litro. Además, nuestro principal destino de exportación -Brasil- impuso cupos a las importaciones.

 

En el nuevo contexto, y de cara al futuro, cada productor debe considerar cómo curar las heridas aún abiertas que le dejaron las crisis climática y de precios. En lo inmediato, muchos deberán negociar para reconvertir pasivos de corto plazo a deudas de más largo término con entidades financieras y proveedores; en el mediano plazo, tendrán que pensar en recomponer la base forrajera con la siembra de pasturas y verdeos en otoño. También habrá que pensar en recuperar la carga y el estado corporal y sanitario de la hacienda, fuertemente comprometidos por ventas forzadas y mala alimentación durante varios meses. En cualquier caso, "habrá que pensar rápido cómo aumentar la eficiencia de todo el sistema productivo, porque 2017 será un buen año para producir leche, pese a que el mercado internacional todavía está lejos de los valores máximos alcanzados años atrás", anticipa Quintana.