El "efecto Trump" y el fortalecimiento del dólar, más las amenazas chinas de que en 2017 aumentarán el área sojera, se suman a la tercer cosecha récord consecutiva de soja en los Estados Unidos. Todo pareciera alinearse para justificar las tantas veces anunciadas bajas de los precios en la Bolsa de Chicago por parte de analistas y operadores.

Sin embargo, la soja no se cae. ¿Milagro? No, demanda. ¿Cómo se explica que los precios no aflojen ante el ingreso de una cosecha superlativa en EE.UU. y un nivel de stocks inédito en la Argentina? Sencillo. Semana tras semana, el USDA reconoció que las exportaciones estadounidenses de poroto superan las expectativas y que la molienda bate récords históricos.

A esta altura del partido, el USDA ya podría ser acusado de "subestimador serial" de la demanda. Pero el tema es algo más "complejo". Es nuestra opinión que Sudamérica mostrará un recorte del área sojera por primera vez en la historia y que esta circunstancia no es casual. Es sólo un anticipo de lo que vendrá.

La "fiesta productiva" de la soja sudamericana pierde intensidad. El crecimiento del área se tornará negativo o, en el mejor de los casos, se ralentizará. Ello, porque los números en Brasil ya no son alentadores y porque la Argentina deberá repensar el mix de asignación de superficies agrícolas que ha primado en la última década.

Por "las buenas o por las malas" (señales del mercado, política activas que alienten otros cultivos y usos o ley de rotación de suelos), nuestro país asistirá a un crecimiento del área destinada a maíz, girasol y sorgo, en detrimento de la oleaginosa.

Es obvio que China "palpita" semejante desenlace y es por eso que han decidido "venir por todo". Los chinos tienen dos maneras de abastecer su insaciable apetito de proteínas vegetales: gritar al mundo desde Dalian o desde Shanghai que quieren comprar soja y poner los dólares en cotizaciones FOB o, en su defecto, posicionarse en América del Sur físicamente, comprando empresas, construyendo puertos o invirtiendo en barcazas.

Interesante desafío para las multinacionales que han venido liderando el ránking de exportadores de granos de la Argentina por décadas.

El autor es presidente de Nóvitas SA