La semana pasada el ex ministro de economía, Roberto Lavagna, afirmó que “las inversiones no van a llover, se van a mover cuando se mueva el consumo”. Llama la atención esta afirmación de un economista de reconocida trayectoria dado que como principio básico, es imposible consumir sin antes invertir y producir.

Imaginemos que un náufrago llega a una isla. Al tiempo de estar en la isla tiene hambre y ve unos cocos en el cocotero. ¿Puede el náufrago comerse el coco antes de invertir tiempo y trabajo en producirlo? No. Para poder consumir primero tiene que invertir tiempo y trabajo en treparse al cocotero y conseguir el coco. Con el tiempo, si no se come todo el coco y ahorra algo, puede destinar parte del tiempo a construir una escalera (stock de capital) para subir más rápido al cocotero hasta donde están los cocos y aumentar su productividad. Eso le permitirá disponer de muchos más cocos, no treparse al cocotero durante unos días para conseguir cocos y destinar ese tiempo a pescar, con lo cual incrementará su consumo en cocos y peces.

Con cocos y peces ahorrados puede destinar el tiempo a hacerse una choza que lo proteja de la lluvia y, por lo tanto, podrá seguir incrementando su consumo, ahora en bienes de consumo durables. Es más, al tener más cocos gracias a la escalera (stock de capital) puede destinar tiempo a fabricar un medio mundo (más stock de capital) y conseguir más peces. Al tener más peces puede consumirlos o intercambiarlos con los isleños vecinos que tienen buenos abrigos.

Como se ve, nuestro náufrago puede ir incrementando su consumo pero primero tiene que invertir para incrementar su productividad. De lo anterior se desprende que antes de consumir, el náufrago tuvo que invertir. Si hubiese querido consumir sin invertir (subirse al cocotero) ya estaría muerto de hambre. El primer paso está en invertir.

En el caso de la economía argentina, no veo como posible que el consumo sea el motor que ponga en funcionamiento la economía. Si bien es cierto que el fin último de la actividad económica es consumir, hay un paso previo que es producir y para producir hay que invertir. En los estadios más elementales de situación económica la inversión es tiempo y trabajo. No es casualidad que los países con mayor nivel de vida de la población sean los que tengan la mayor cantidad de stock de capital por persona. A medida que se va acumulando cada vez más stock de capital, se incrementa la productividad de la economía (se producen más bienes por unidad de tiempo) y hay más riqueza para consumir.

Salvo que Lavagna esté pensando en algún esquema de cerrar más la economía para que la gente tenga que consumir solo bienes domésticos y que esa mayor demanda de bienes domésticos se traduzca en más inversión, no veo razón para pensar que es posible que primero aumente el consumo y luego la inversión. Incluso en el hipotético caso que Lavagna esté pensando en que con una economía cerrada las empresas invertirán más para abastecer la mayor porción de demanda para consumo derivada de la restricción de la oferta por el cierre de la economía, tampoco veo que vaya a haber inversiones. Si el empresario tiene un mercado cautivo, no invierte porque no tiene competencia que lo obligue a ser más eficiente. Con un mercado cautivo el empresario ajusta por precio, no por cantidad producida. Es decir, no invierte, aprovecha la protección que le da el gobierno para subir los precios y obtener una renta que no tendría en condiciones de libre competencia.

Tal cual están dadas las condiciones actuales y con un gobierno que tiene fuertes restricciones política, me parece que la salida más rápida de la recesión es por vía de la exportación. Esto significa que el BCRA se retire del mercado de LEBACs, deje de toquetear la tasa de interés, permita que el tipo de cambio flote libremente y mientras la economía se mueve por más exportaciones tiene que ir implementando las reformas estructurales en el sector público, en el sistema tributario y en la legislación laboral para atraer inversiones, crear más puestos de trabajo y generar más ingreso que lleve a niveles más altos de consumo.

Creo que el populismo político caló tan hondo en las mentes de los argentinos que hasta influye perversamente en el razonamiento económico de hombres de la economía como Lavagna.

En forma irresponsable el populismo siempre va a proponer incrementar el consumo para tener contenta a la gente. No importa que ese incremento del consumo sea insostenible en el tiempo. Los políticos populistas son así de irresponsables. Con tal de conseguir votos prometen e impulsan lo que no puede cumplirse. Ahora, que lo prometa e impulse un hombre como Lavagna, que tiene su trayectoria, es lamentable porque él sabe que el kirchnerismo llevó la economía a niveles de consumo insostenibles en el tiempo y que la herencia recibida de los k es que la gente va a descubrir que ya no puede consumir como antes. Que los niveles de consumo que tuvieron durante la era k fueron una ficción y que la realidad es que ahora todos tendremos que aceptar niveles de consumo menores.

Por otro lado, siendo que la inversión depende, entre otros factores, de la confianza en las instituciones y que esa confianza llevará tiempo recuperarla luego del destrozo que hizo el kirchnerismo, francamente no veo en lo inmediato otra salida de esta recesión que el camino de las exportaciones. Y, para eso, hay que dejar de toquetear las tasas de interés e ir a una libre flotación.

La reconstrucción de la economía argentina llevará muchos años. De todas maneras puede disminuirse el sufrimiento de la población por las heridas que dejó el kirchnerismo en la economía, buscando por el lado exportador. Es, tal vez, el primer paso, en el largo camino de la reconstrucción de la Argentina luego del tsunami kirchnerista.

Fuente: Economía para Todos