Ni bien se difundió el dato, los precios cayeron fuerte, pero luego tan rápido como bajó vimos un rebote, que nos dejó desconcertados.

La gran expectativa para este reporte venía del lado de la producción norteamericana de maíz y soja. Esta campaña comenzó con expectativa de que el clima no acompañara. Pero finalmente las condiciones climáticas fueron calurosas, pero acompañadas de lluvias, que si bien no fueron abundantes, fueron muy periódicas. Gracias a ello la calidad de cultivos inició muy elevada y siguió así durante todo el desarrollo inicial y las fases reproductivas de maíz y soja.

Pero hasta acá los cálculos del USDA se basaban en un rinde tendencial, ajustado levemente por las condiciones de cultivo. A partir de agosto, se realizan encuestas a campo, y los datos que se vuelcan tienen más que ver con el aspecto real de los cultivos.

Así las cosas los analistas esperaban que los rindes se incrementaran, empujando la producción, pero se quedaron cortos con las proyecciones:

Ante la mayor producción, faltaba restar la demanda, para ver como llegaba esto a los stocks, variable que cuando sube genera baja de precios.

En maíz de los 15 mill.tt. de mayor producción, sólo la mitad (unas 8 mill.tt.) se trasladaron a mayores stocks, gracias a que el consumo forrajero se aumentó en 4,4 mill.tt. y las exportaciones en 3 mill.tt. De todas formas el stock que se publicó en maíz es muy elevado, y esto genera una gran preocupación en cuanto al futuro de los precios.

En el caso de la soja este fenómeno fue más llamativo, porque de las 5 mill.tt. adicionales de producción, sólo incrementaron el stock en 1,1 mill.tt. La demanda también estuvo detrás de esto, pero en este caso el ajuste fue a las exportaciones del ciclo previo, que subieron ante la evidencia de que los compromisos ya asumidos incluso superan a la demanda externa proyectada. Pero también se ajustaron en 400.000 tt la molienda y 800.000 tt la exportación del ciclo 16/17.

En soja los niveles de stocks en los que nos ubicamos con 9 mill.tt. no alteramos significativamente el cuadro de oferta que veíamos en el reporte pasado. Si es cierto que como se ajustó el stock final de la campaña 15/16 a 6,9 mill.tt. de las 9,5 mill.tt. que antes se preveían, vemos un salto en stocks finales norteamericanos, pero comparando con lo que el mercado pensaba el mes pasado, todavía los stocks siguen levemente por debajo del ciclo que está terminando.

Nuevamente el USDA subestimó la demanda, nos hizo trabajar toda la campaña 15/16 asumiendo un escenario abultado de stocks, para encontrarnos finalmente con uno mucho más ajustado.

Esto es lo que explica la explosión de precios de los meses previos. La pregunta ahora es que pasará hacia adelante. Los números de demanda que nos plantean ahora tendrán el mismo problema?

Para ser justos con el USDA en medio de los análisis que se hacían el año pasado y lo que pasamos realmente, tanto Argentina como Brasil tuvieron problemas productivos. Pero nuevamente… podrían las proyecciones de producción de soja sudamericana ser también excesivas para el nuevo ciclo? En realidad está todo por verse, pero con 103 mill.tt. para Brasil y 57 mill.tt. para Argentina la vara está puesta muy alta.

Adicionalmente todavía estamos en una situación donde la oferta sudamericana tanto en maíz como en soja sigue muy retraída. En maíz por el fracaso productivo de Brasil que incluso lo lleva a importar desde nuestro país, y el atraso de trilla en Argentina. En soja además de la caída de producción, por la apatía del productor Argentino a vender en estos niveles de precio.

Es por esto que los valores de maíz y soja siguen resistiendo el embate de las bajas externas, y mostrándose más firmes. Esto hace que los diferenciales entre el precio local y el externo se hayan desnaturalizado, algo que en algún punto debería normalizarse. La pregunta es si lo harán a la baja, con mermas más fuertes en el mercado local frente a Chicago, o a la suba. Si los mercados bajan creemos que difícilmente se normalice el diferencial en cosecha vieja, pero quizás si para la nueva, por la gran oferta internacional.

Pasando al mercado de trigo, más allá de los datos de EEUU, en donde los stocks quedaron casi iguales, el foco pasaba por ver cuánto se recortaba a Europa y cuanto se sumaba a los países de la ex Unión Soviética. En cuanto a Europa, los problemas productivos se llevaron 9 mill.tt. Pero en la ex Unión Soviética se sumaron 11 mill.tt. Junto con otros ajustes, la producción mundial de trigo se incrementó en 5 mill.tt. Sin embargo los stocks no se modificaron. La mayor demanda se llevaría los mismos.

Recordemos que el trigo es un mercado más regional. Nuestro país consume unas 6,5 mill.tt. internamente, mientras que exporta en Sudamérica otras 6 mill.tt. para las que cuenta con ventajas de flete, estacionalidad, y en el caso de Brasil el arancel externo común del MERCOSUR. Por esto hay unas 13 mill.tt. que tienen un premio de precios. Todo la oferta Argentina que supere eso, debe colocarse en otros destinos, más lejanos, en donde no sólo hay que bajar precios para compensar fletes, sino también para competir con el trigo del mar Negro, más barato y de mejor calidad que el nuestro.

Se venía pensando en una cosecha de unas 15 mill.tt. Pero el atraso en la siembra, estando a mediados de agosto, nos hace pensar que alcanzar esa marca será difícil. De hecho el USDA ya la bajó a 14,4 mill.tt. y no sería raro tener que seguir por la misma senda. Todavía hay 1,4 mill.tt. que podrían presionar a la baja los precios locales, pero este número podría seguir bajando. Por ello no habría que precipitarse con las ventas de trigo.