Al contrario que el panorama para la soja y el maíz, el correspondiente al trigo muestra un cuadro de existencias mundiales elevadas.

Ahora se prevé un nivel de 257 millones de toneladas. Es decir 0,5 millones más que lo estimado antes. De ser así habría 15 millones más respecto a la campaña anterior.

Así, la relación stock/consumo giraría en torno a 36%. Es un coeficiente superior al de la media de los últimos años. Este nivel de reservas resulta equivalente al consumo mundial de casi 5 meses.

Prima facie, y dadas las condiciones internacionales, no es razonable aguardar subas en los precios internacionales.

Por el contrario, es posible que se inicie una tendencia suavemente bajista. Y decimos “suavemente” porque el consumo mundial crecería cerca de 5 millones de toneladas.

Pese a ello, las existencias finales seguirían en aumento. Mientras que en la campaña 12/13 llegaban a 177,7 millones de toneladas para la correspondiente a 16/17 alcanzarían 257,30 millones. Son cinco años de subas persistentes.

En tanto en nuestro país, el trigo se ve favorecido por la eliminación de los derechos de exportación respecto a los años anteriores.

A su vez, la necesidad de rotación estimularía el incremento de la superficie a sembrar.

Sin embargo, no todo es color de rosa por las demoras en la trilla de la soja y el maíz que no permiten liberar los campos para la siembra.

En tal sentido, vale dudar sobre los pronósticos de aumento en el área de siembra que hablan de incrementos entre 25 y 30%.

Seguramente, la superficie habrá de crecer pero dudamos que tanto como tales coeficientes.

Así la situación, probablemente la producción para esta campaña alcance un volumen cercano a 15 millones de toneladas.

Tal cifra sería un récord para los últimos años, después del oscuro período de aplicación de los ROE.