La evolución del Paraná preocupa. Un informe del Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar proyecta que el caudal del río en el puerto de Corrientes superaría en un 84% el normal durante el primer semestre de este año. Es una mala noticia para los productores agropecuarios costeros, que ya están enfrentando una larga crecida desde finales de diciembre de 2015.

“En condiciones normales, el río Paraná en el puerto de Corrientes, desde abril hasta setiembre, escurre un volumen de entre 229.000 y 265.000 hectómetros cúbicos (hm3), el pronóstico del volumen estacional para el próximo semestre es de 455.000 hm3; es decir, un 84% más que el habitual”, calculan los técnicos del INTA.

“Los caudales que se esperan en el puerto de Corrientes, durante la temporada otoño-invierno, están muy por encima de lo normales y se pronostica un régimen muy húmedo”, adelantó Eduardo Flamenco, especialista del Instituto de Clima y Agua del INTA.

El problema es que se está prolongando un ciclo húmedo en una cuenca que está saturada de agua por las intensas lluvias que comenzaron al final de la primavera. El río está alto desde diciembre del año pasado y el valle de inundación del Paraná tiene cada vez menos capacidad para “amortiguar” precipitaciones importantes.

El productor Luis Debórtoli, de Curupaity (Santa Fe), retira vacas de cría que pastaban en un monte.

El ingeniero Juan Borús, técnico del Instituto Nacional del Agua (INA), explicó que la cuenca del Paraná está en niveles muy por encima de los normales -incluso en muchos casos, por encima de los niveles de alerta- y dijo que cualquier evento de lluvias medianamente significativo que haya en la alta cuenca del río (en Brasil) o en la del río Iguazú podría significar un repunte con niveles por encima de los 6 metros en Corrientes, y luego bajar hacia Entre Ríos, Santa Fe y el norte de Buenos Aires.

“Estamos frente a un escenario particular y húmedo para la cuenca del río Paraná que debe ser seguido con mucho cuidado. No hay dos emergencias de este tipo iguales, lo que reduce la antelación posible de pronóstico y obliga a hacer un análisis muy exhaustivo de la información”, reconoció Borús.

Por eso, desde el INTA se recomienda a los productores “estar atentos” a las alertas hidrológicas y al riesgo hídrico de la Cuenca del Plata, en especial aquellos ganaderos que tienen hacienda en zonas bajas o de islas.

En este contexto, un dato alentador es que El Niño, que estimula las lluvias en el Litoral y la Región Pampeana, comienza a replegarse. “Desde diciembre se observó un gradual debilitamiento del fenómeno, que se extendería durante el otoño, hacia una posible transición a una fase neutral durante el invierno”, contó Carlos Di Bella, director del Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar.

Para Borus, si bien es cierto que El Niño está en declive, su influencia todavía no ha cesado. “La humedad está presente por lo que es perfectamente probable que ocurran nuevas precipitaciones o el agravamiento de las crecidas en la cuenca de los ríos. Hay que seguir la situación muy de cerca”, concluyó.