La apicultura ocupa un lugar destacado en la producción agropecuaria de la Argentina. La miel producida en nuestro país es considerada una de las de mejor calidad en el mundo. Actualmente la Argentina es el segundo exportador del producto, detrás de China que es el mayor productor y exportador del producto en el mundo.

El crecimiento de la actividad vivido entre los años 2000 a 2004 hizo que la apicultura se desarrollara en todo el país, aumentando el número de apicultores y de colmenas. “Esto produjo la expansión de la producción apícola, que básicamente estaba radicada en la Pampa Húmeda, a casi todas las provincias de nuestro país, no sólo por ser fuente de productos naturales, sino también por la excelente cualidad que posee la apicultura como factor de desarrollo rural y familiar de las comunidades”, explica Diana Guillén, presidenta del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), organismo descentralizado del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.

Las acciones del Senasa en la actividad también tienen en cuenta la política impulsada por el ministro de Agricultura de la Nación, Carlos Casamiquela, de apoyo y fomento a la agricultura familiar y a las economías regionales.

Las referidas condiciones también fueron la base para que en la última década el sector apícola se organizara e invirtiera en tecnología, siendo fuertemente acompañado por el estado nacional a través de sus organismos técnicos, que ubican a la Argentina como uno de los países con mayor nivel científico técnico a nivel mundial.

También debe enfatizarse el valor social y ecológico que tiene la apicultura. La crianza y multiplicación de abejas contribuye singularmente con la biodiversidad ambiental y con la producción de alimentos. La FAO estima que por cada dólar de ganancia por la producción de miel, se están generando quince dólares por la acción benéfica de este insecto durante la polinización de cultivos relacionados con la producción de alimentos.

En ese marco, el Senasa diagramó sistemas de gestión y control de la cadena productiva y sus respectivas normativas de trazabilidad, que tienen en cuenta las necesidades del mercado interno y los diferentes requerimientos de los mercados externos a los que se envía la miel argentina. “Si bien estos sistemas no eran nuevos en el mundo, si fue novedosa su aplicación en un país con un gran número de colmenas”, refiere Rodolfo Bottini, director nacional de Sanidad Animal del Senasa.

En la Argentina, actualmente, unos 25 mil productores apícolas trabajan con alrededor de 3 millones de colmenas, siendo el país de mayor cantidad de ellas en el Hemisferio Sur. Las colmenas se ubican principalmente en las provincias que conforman la región de la Pampa Húmeda. Casi el 50% del total de colmenas están en la provincia de Buenos Aires. Otro 35% se reparte entre las provincias de Córdoba, Santa Fe, La Pampa y Entre Ríos. El 15% restante se distribuye en el resto del territorio nacional. Con excepción de Tierra del Fuego, todas las provincias argentinas explotan colmenas comercialmente.

“Además, la cadena apícola sostiene económicamente a casi 100 mil familias, entre productores y otros actores vinculados a la comercialización de estos productos e insumos, y representa una de las principales actividades para la agricultura familiar y las economías regionales”, explica Nicolás Winter, a cargo de la Dirección de Programación Sanitaria del Senasa.

Durante el 2013 los principales compradores de miel de la Argentina fueron: Estados Unidos 43331 toneladas (67%); Alemania con 5509 toneladas (8.5%); Japón con 3493 toneladas (5.4%); Arabia Saudita con 2164 toneladas (3.7%); Canadá con 2058 toneladas (3.2%); Italia con 1366 toneladas (2.12%) e Indonesia con 1139 toneladas (1.7%).

Programa

El Senasa viene acompañando el crecimiento de la actividad, y su ordenamiento productivo y territorial, a través de estos años y, en el 2013, estableció un nuevo marco normativo para el sector al unificar y actualizar los contenidos de la normativa sobre sanidad apícola.

“Mediante la Resolución 278/2013, se creó el Programa Nacional de Sanidad Apícola, estableciendo sus funciones y las acciones a ejecutar principalmente en relación a las enfermedades de las abejas consideradas con mayor impacto productivo y económico: Varroosis (Varroa destructor), Nosemosis (Nosema apis, Nosema cerenae), Loque americana (Paenibacillus larvae); Cría yesificada (Ascophaera apis), Loque Europea (Mellisococus pluton), y enfermedades virales; así como también las enfermedades y plagas de las abejas, que no están presentes en la Argentina, que son causadas por Acarapis woodi, Aethina Tumida y Tropilaelaps spp, las cuales son incorporadas al Reglamento General de Policía Sanitaria de los Animales”, explica Mariano Bacci, coordinador del Programa creado.

Los ejes principales de este Programa son la planificación de muestreos regionales, tareas de extensión y difusión de información sanitaria, y la participación en las negociaciones con mercados internacionales, con el apoyo de instrumentos fundamentales como los registros nacionales de productores apícolas; de apiarios de crianza, de inspectores sanitarios apícolas (técnicos privados acreditados por el Senasa) y el control de movimientos de colmenas.

Acciones

En ese marco durante el periodo enero y junio de 2013 el Programa llevó a cabo las actividades de vigilancia para la determinación del estatus sanitario respecto de Loque americana en las provincias de Corrientes, Misiones y en el norte de Entre Ríos. También ejecutó los muestreos previstos respecto de Varroosis, Nosemosis y Loque americana en la jurisdicción de los centros regionales Patagonia Norte y La Pampa-San Luis del Senasa para estimar la ocurrencia de estas patologías que afectan a las abejas e impactan en la producción.

Los muestreos de Corrientes, Misiones y el norte de Entre Ríos arrojaron resultados negativos a la sintomatología clínica compatible con Loque americana. El mismo resultado se obtuvo de todas las muestras analizadas hasta el momento por la técnica de cultivo bacteriológico para determinar la presencia de esporas viables del agente causal Paenibacillus larvae. De esta manera, se confirma el estatus sanitario obtenido hasta el momento respecto a esta patología en Corrientes, y en lo que respecta a la provincia de Misiones y norte de Entre Ríos, los resultados son alentadores para una potencial extensión de la zona libre, si se continúan las acciones de vigilancia activa durante los próximos dos años junto con la implementación de las medidas correspondientes. Actualmente, se ejecuta el cuarto muestreo en la zona correntina, que permitirá ratificar la situación sanitaria de la Provincia hasta tanto se desarrollen las acciones locales de prevención, comunicación y fortalecimiento de barreras que proporcionarán las bases para solicitar la declaración de zona libre de la enfermedad.

Asimismo los resultados del muestreo en La Pampa y San Luis, brindaron mayor precisión sobre los niveles de ocurrencia de la Nosemosis y la Varroosis en la región, lo que permite al Senasa diseñar estrategias sanitarias adecuadas para estas patologías que son endémicas en la Argentina.

En tanto que están siendo procesados los resultados del muestreo de la región Patagonia Norte los que, según estimaciones del Senasa, permitirán determinar el buen estado sanitario general de las colmenas trashumantes de la región. Esto adquiere relevancia debido al riesgo sanitario que implica el traslado de animales en esta zona de recepción de colmenas debido a la existencia de cultivos frutales que requieren la polinización de las abejas.

Asimismo, el Organismo concurre institucionalmente a distintas ferias apícolas, difundiendo las actividades de su Programa Nacional y colabora con entidades del sector en el armado de contenidos y en el dictado de cursos de Sanidad Apícola, poniendo énfasis en el manejo sanitario integral de las colmenas, la preservación de la salud de las abejas y la calidad e inocuidad de los productos obtenidos.

Articulación

La articulación interinstitucional de la cadena apícola conlleva realizar reuniones con representantes de otras instituciones oficiales y gobiernos provinciales para definir actividades conjuntas y colaborar en la ejecución de diferentes proyectos.

Por ejemplo, el Senasa interviene junto al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), en un proyecto integrado para los próximos cinco años, colaborando con proyectos específicos vinculados al desarrollo tecnológico, comunicación y sanidad apícola.

Otras acciones incluyen encuentros e intercambio de información, investigación y conocimientos vinculados a las enfermedades de las abejas con especialistas y catedráticos de universidades nacionales. Al respecto, el Programa colabora en los contenidos y objetivos de las actividades de capacitación previstas para la Especialización en Seguridad Alimentaria organizada juntamente con la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de La Plata.

A ello se agrega la participación del Senasa como coordinador en la Comisión Nacional de Sanidad Apícola (Conasa) –integrada por técnicos representantes de las provincias, universidades, entidades sectoriales e Instituciones oficiales– donde se discuten los contenidos de propuestas normativas, se analiza la situación sanitaria apícola nacional con el aporte de los actores de cada región productiva y se deciden las actividades a desarrollar durante el resto del año.

En este ámbito, el Senasa inició el desarrollo de una encuesta que servirá como instrumento de relevamiento de datos sanitarios y de mortandad de colmenas ocurridas durante el último receso invernal. Actualmente, se están remitiendo los datos recolectados desde los centros regionales del Organismo. Una vez completada esta tarea se iniciará su procesamiento.

Asimismo, el Servicio comenzó la ejecución de un estudio epidemiológico –a través de sus centros regionales – para relevar la situación sanitaria de nuestro país respecto a dos plagas de las abejas sin registro para la región, causadas por ácaros Tropilaelaps spp y el coleóptero Aethina tumida, más conocido como Pequeño escarabajo de las colmenas. Este estudio ya culminó en las jurisdicciones regionales de Buenos Aires Sur, Patagonia Norte, NOA Norte, Corrientes-Misiones, Cuyo, Patagonia Sur y La Pampa-San Luis.

El avance de las estrategias del Programa Nacional de Sanidad Apícola del Senasa, orientadas a alcanzar sus objetivos y mejorar de modo integral la salud de las abejas, se encuentra íntimamente ligado a la participación de los productores apícolas y al cumplimiento de sus obligaciones en cuanto a inscribir sus apiarios en el Registro Nacional de Productores Apícolas. Esta es la base de todos los sistemas de abordaje para la lucha de las enfermedades animales y las colmenas no son la excepción. “En la medida que podamos identificar y ubicar geográficamente las unidades productivas apícolas, haremos más eficiente la intervención del Senasa en el monitoreo, control y prevención de enfermedades apícolas”, concluye Bacci.