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La historia de las investigaciones biotecnológicas, los nuevos eventos y su disponibilidad para los productores argentinos fue uno de los módulos principales del Congreso Mundo Soja Maíz 2011, organizado por la consultora SEMA y realizado esta semana en Buenos Aires.

Participaron los panelistas Rodolfo Rossi, de Nidera, Gerardo Bartolomé, de Don Mario, y Pablo Vaquero, de Monsanto.

"Hay un círculo virtuoso entre los productores y los proveedores de tecnología que genera mayor inversión en tecnología y que vuelve a los productores en mayor rendimiento y mayores soluciones, es el reaseguro que tienen los agricultores para un cultivo tan importante como la soja. Tenemos que trabajar en eso aún", remarcó Bartolomé.

Según sus datos, la comparación entre la Argentina y el resto de los países sojeros sudamericanos, respecto del reintegro por la propiedad intelectual al germoplasma y a la biotecnología, muestra una realidad difícil de creer hoy, para la actitud pionera que el país tuvo en investigación.

El año pasado, el uso propio fue del 16 por ciento, que se sumó al 22% por semilla fiscalizada, lo que da el 38% de reconocimiento a la propiedad intelectual, pero es de un 0% para la biotecnología. Estos datos, traspolados a los países de la región, hablan de un 6 por ciento de reintegro por germoplasma en Brasil y un 95% para la biotecnología. En el caso de Uruguay, las cifras son de 95% y 0%, en Paraguay, 40 por ciento y 95 por ciento y Bolivia, 65%y 0%, respectivamente.

Estos datos sirven para argumentar el liderazgo de Brasil en materia de soja y las razones por las cuales los productores de ese país ya disponen de cuatro eventos biotecnológicos y esperan el lanzamiento del RR2BT para 2012. Uruguay y Paraguay lo tendrán en 2013.

Ranking adverso
Hoy, Bolivia y la Argentina han quedado atrás de la carrera biotecnológica, según coincidieron los panelistas. Estados Unidos tiene 9 eventos liberados, Brasil cuatro y la Argentina sólo uno. "La distancia cada vez es más grande y es una luz amarilla para todos los que participamos del negocio agrícola", dijo el ejecutivo de Don Mario.

"Somos la reserva para las próximas décadas de lo que se va a producir en el mundo", dijo Rossi y mostró la inversión en herramientas que buscan acelerar los procesos de mejoramiento a partir del uso de marcadores moleculares, por ejemplo. Enumeró una larga lista de objetivos detrás de los cuales se orienta el trabajo en soja: tolerancia a sequía, tolerancia a roya, resistencia a herbicidas, adaptación, mejor uso del agua, resistencias a insectos y nematodes, respuestas a fertilizantes, incremento de rendimientos, entre otros. "Pero el ritmo de crecimiento de la soja depende de los procesos regulatorios", expresó.

Sobre este tema, el aporte lo hizo Pablo Vaquero, de Monsanto: "Brasil estuvo dormido durante varios años, hasta que no hace mucho tiempo atrás instaló un sistema regulatorio eficiente y empezó a aprobar eventos en forma acelerada y superó rápidamente a la Argentina en esta materia", dijo. En los que se aprobaron más eventos fue en soja y algodón, con esto crecieron exponencialmente.

Pero Vaquero también abonó la idea de círculo vicioso: "En Brasil, con la incorporación del evento RR2BT se viene ganando entre el 15 y el 20 por ciento más de rendimiento por año. De eso se trata la mejora en biotecnología", apuntó.

¿Qué cambió de 2003 a la fecha? Para Vaquero hay una luz a partir del debate regional y la decisión de avanzar en materia de biotecnología para todos los cultivos.

Ya se empezaron a entregar patentes a quienes trabajan en biotecnología. Es el caso de Monsanto por el RR2.